Un retrato de cuerpo entero, vivo, palpitante y convincente de la sutil y, a veces, escéptica Catalina; de su esencial bondad y, cuando las circunstancias lo requerían, también de su carácter firme e inexorable, mas nunca innecesariamente cruel.

Pero Catalina alcanzó otra clase de grandeza: la de ser Catalina la Grande una notable autócrata, política y diplomática. Observa la autora que llevaba en sí la fuerza de todos los creadores de grandes imperios. En efecto, hombres y mujeres tales como la vida obligó a ser a Catalina, que aman la civilización y la cultura, pero que están dispuestos a mandar, a obrar enérgicamente, son los que forjaron las grandes estructuras políticas.

Una fundamental biografía sobre la vida de la emperatriz y la Rusia de su tiempo.