Como pedagogo consciente, Hans Aebli advierte la necesidad de apoyar la didáctica sobre el conocimiento psicológico de los procesos de formación intelectual. Parte, con ese fin, de la psicología de Jean Piaget, admirable y profundo investigador de esos procesos, la que le brinda los instrumentos necesarios para el análisis genético de la actividad intelectual. Hans Aebli no se limita a exponer las ideas cardinales de Piaget; las interpreta y las desarrolla a través de sus propias investigaciones, señalando las leyes del pensamiento en las que debe fundarse toda didáctica de la escuela activa. Su obra enfoca el tema desde los puntos de vista histórico, psicológico, didáctico y experimental. Las observaciones y experiencias realizadas adquieren un tono vivo en la última parte del libro, donde se exponen casos concretos cuyas múltiples alternativas permiten ilustrar eficazmente el tema y señalar a los docentes cómo se pueden llevar a la práctica los principios didácticos sostenidos por el autor.