La Mujer Dormida debe dar a luz. Ayocuan
$400
“Una cultura nace cuando un alma grande despierta de su estado primario y se desprende del eterno infantilismo humano; cuando una forma surge de lo informe; cuando algo limitado y efímero emerge de lo ilimitado y perdurable. Florece entonces sobre el suelo de una comarca, a la cual permanece adherida como una planta. Una cultura muere, cuando esa alma ha realizado la suma de sus posibilidades, en forma de pueblos, lenguas, dogmas, artes, Estados, ciencias, y torna a sumergirse en la espiritualidad primitiva. Pero su existencia vivaz, esa serie de grandes épocas, cuyo riguroso diseño señala el progresivo cumplimiento de su destino, es una lucha íntima, profunda, apasionada, por afirmar la idea contra las potencias del caos en lo exterior y contra la inconsciencia interior a donde han ido éstas a refugiarse coléricas. Oswaldo Spengler. La decadencia de Occidente. Esta ligazón fundamental del Mundo pensante no nos es sensible inmediatamente. Partículas ahogadas entre otras partículas, vivimos habitualmente sin tomar consciencia de lo que debe representar, vista en su conjunto, la masa de consciencia de la que formamos parte. Como una célula que no viera más que otras células en el cuerpo al que pertenecen. Y, sin embargo, el cuerpo existe más que los elementos de los que se compone. En verdad, no podemos alcanzar ningún progreso decisivo en nuestras concepciones del mundo animado mientras que, permaneciendo en la escala “celular” no sepamos emerger por encima de los seres vivos para ver la Vida, por encima de los Hombres para descubrir la humanidad: no está Humanidad abstracta y languideciente de que nos hablan los filántropos, sino la realidad física, poderosa, en la que se bañan y se influencian todos los pensamientos individuales hasta formar, por su multiplicidad, un solo espíritu de la Tierra.” Pierre Teilhard de Chardin. La energía humana.
1 disponibles